Bellingham hizo levitar al Bernabéu. Su postrero gol en el minuto 94, el quinto en cuatro partidos, evocó el espíritu de Sergio Ramos y evitó que el Real Madrid se topara contra el muro de Bordalás, que es una barricada con alambre de espino. Un Getafe áspero, pegajoso y pegón estuvo a punto de rascar un ídem inmerecido del imponente coliseo blanco ante un Madrid notable y motivado. Excelente segundo tiempo del equipo de Ancelotti que hubiera goleado de no ser por David Soria, los palos y el VAR.
Lo de Bellingham agota cualquier calificativo. Su espectacular arranque con la camiseta blanca, decisivo en cada partido, elegante en cada jugada, goleador de guardia, permite albergar esperanzas en el Bernabéu de estar a punto de asistir a un jugador de época. A falta de Mbappé, que llegará si Dios y él quieren el verano que viene, este es el Real Madrid de Bellingham.
Y también de los veteranos, porque al cuarto partido Ancelotti puso a Modric. Vale que era en el Bernabéu y contra el Getafe, pero mejor eso que nada. Carletto prefirió cambiar músculo por talento y veteranía para enfrentar al siempre incómodo equipo de Bordalás, pegajoso como un chicle en la suela del zapato o como un enjambre de avispas en una paella. No había grandes novedades en el resto de la alineación del Real Madrid, capada esta vez por la ausencia de Vinicius, que se une a las de Courtois, Militao, Mendy, Ceballos y Güler. Vamos, que en la enfermería del Real Madrid pasa como en la lista de asesores de Pedro Sánchez: sobra gente.
Por no enredarme mucho enumeremos el once del Real Madrid. Kepa defendía el arco escoltado por Carvajal, Rüdiger, Alaba y Fran García. En el centro del campo Tchouaméni, Camavinga, Modric y Bellingham. Arriba Rodrygo y Joselu. Con el imponente marco del Bernabéu de fondo, que ya está a falta de los últimos remaches para su estreno, y a la hora de la siesta arrancó el partido. Pitaba Melero López, que Dios nos coja confesaos.
De salida dominó el Madrid y replegó el Getafe, situación que habría adivinado hasta el CIS de Tezanos. Bellingham dibujó un par de galopadas con la cabeza alta y tiró un par de amagos que levantaron el runrún de admiración en el Bernabéu. Sin embargo, la falta de tensión entre Fran García y Alaba dio el primer disgusto al Real Madrid. El lateral entregó una pelota criminal al central, que no supo como sacársela de encima y dejó a Borja Mayoral, atento y vivo, solito delante de Kepa. Le dribló con sangre fría y su remate final pasó entre las piernas de Rüdiger para hacer el 0-1. Pues lo que le faltaba al Madrid: remontar sin Vinicius al equipo que mejor defiende (e interrumpe) de la Liga.
Sopapo del Getafe
Raudo se puso a remar el Real Madrid con prisa por buscar nivelar el duelo. En el minuto 18 llegó la primera polémica del partido con una mano de David Soria fuera del área que abortaba una jugada clara de peligro ante Joselu. La pelota venía rebotada del cuerpo pero le acabó dando en la mano. Melero y el VAR dijeron nones. El Getafe ya estaba empezando a repartir en el Bernabéu con mención especial para Damián Suárez, que mete los codos con impunidad partido a partido.
Cinco minutos después entre Duarte y Aleñá derribaron a Bellingham en el área. El inglés estaba como loco por la música y Melero lo pitó. En el VAR, raudos para corregir si es un acción cuando es a favor del Real Madrid, le advirtieron para que lo viera. Lo vio y lo abortó. Pues nada: dos acciones polémicas y ambas resueltas hacia el mismo lado, el que perjudicaba al equipo de Ancelotti.
Con el Bernabéu encendido, el Real Madrid tocó a rebato y Modric tuvo en su cabeza –sí, en su cabeza– el 1-1 tras un buen centro de Fran García. Voló David Soria para sacar una mano adornándose y desviar el balón a córner. A los blancos se les iba consumiendo el primer tiempo y no llegaba el empate. Se defendía el Getafe a su estilo, con oficio, agarrones y faltas. Y sin sonrojarse, oiga.
En el 39 Fran García hizo magia por la banda izquierda y la puso al área. Allí aguardaba emboscado Joselu, pero su disparo a bocajarro lo rechazó bajo palos David Soria. Le salió un poco al muñeco, al más puro estilo Higuaín, pero su remate fue algo forzado. En el 41 otro penalti, el segundo del partido, se fue al techo retráctil del Bernabéu. La patada de Djené al gemelo de Bellingham era muy clara, pero ni Melero ni el VAR lo consideraron. Pues nada.
Al final al Real Madrid se le consumió el tiempo y el gol no llegó. El Getafe, falta a falta, agarrón a agarrón, abrazo a abrazo, se salió con la suya y se llevó esa victoria parcial al descanso en el Bernabéu. Les salió cara en las tres jugadas polémicas porque así lo quisieron entre Melero y el VAR. Ancelotti fumaba en pipa. Tanto que, además de enfadarse con el árbitro, se enfadó con sus jugadores y realizó dos cambios al descanso. Kroos por Camavinga y Nacho por Fran García para pasar a Alaba al costado izquierdo.
Joselu pone las tablas
El Real Madrid salió encendido y furioso. En 30 segundos llegó un disparo de Modric que desvió como pudo David Soria a córner. Del saque de esquina llegó el gol de Joselu, precedido de posición dudosa y de una mano escandalosa de Djené. Melero dio gol y llegó el conciliábulo en el VAR. Echaron un rato para decidirse y, a la cuarta, tuvo suerte el Real Madrid y dieron el gol por bueno, así que 1-1 y partido nuevo en el Bernabéu.
El tanto del empate desató al Madrid, que se echó al monte y pudo lograr el 2-1 en el 53 si el palo no se hubiera interpuesto entre Kroos y el gol. Vibraba el Bernabéu, siempre dispuesto a emocionarse cuando su equipo le propone la épica. Del carro tiraba Kroos, que se llevó una amarilla por embestir a Arambarri. El alemán gobernó el juego y se animó a dirigir la sinfonía blanca.
Kepa se disfrazó de Courtois para salvar a su equipo en el 56 en un mano a mano con Borja Mayoral. Pero el partido era claramente del Real Madrid. Kroos y Modric se remangaron, igual que Carvajal, que también se topó con el poste en una llegada peligrosa. Un minuto después David Soria abortó el doblete de Joselu al meter una mano firme y abajo a la volea del delantero madridista.
El Real Madrid había firmado 25 minutos estupendos pero el partido seguía 1-1. Incomprensible e injusto, puede, pero en tablas. Ancelotti metió a Lucas Vázquez por Carvajal y a Brahim por Modric en busca de echar más leña al fuego. Y luego a Fede Valverde por Tchouaméni para quemar las naves. A los blancos se les iba agotando el tiempo pero seguían percutiendo, una vez tras otras, el área de David Soria, que se estaba ganando dar el pregón de las próximas fiestas de Getafe.
Con el Real Madrid ya harto de atacar y el Getafe encantado de defenderse llegamos a los nueve minutos de añadido. Pocos eran para lo que interrumpe el equipo de Bordalás. Rodrygo desperdició una ocasión. Llegaron luego más incursiones al área y centros y llegadas. Y entonces apareció Bellingham, quién si no, para hacer en el 94 el tanto que desató el delirio en el Bernabéu. Fue un disparo de Lucas Vázquez que se le escapo a David Soria con el bote y allí apareció el inglés para hacer un 2-1 merecidísimo.
Levitó el Bernabéu en los minutos finales en los que otra vez Rodrygo se topó con el palo y no terminó de cerrar un partido que el Real Madrid ganó por la mínima cuando debió haber goleado. Las llegadas al área, los tres palos y las mil paradas de David Soria evitaron que el equipo de Ancelotti firmara una goleada de escándalo en su pleno de victorias en los cuatro primeros partidos de Liga.